
Baja natalidad en el país: un reflejo de la crisis económica y social, según expertos
Colombia, de acuerdo al Dane, decreció un 13,75% en esta tasa, con 445.011 nacimientos en 2024.
La incertidumbre económica, el aislamiento social y la alta ocupación de las mujeres en el mercado laboral han sido algunas de las causas que han provocado una caída en la tasa de natalidad en el país, según voces de expertos consultados por Zona Cero.
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De acuerdo con cifras del Dane, Colombia tuvo en 2024 un decrecimiento del 13,75% con respecto al año anterior, con 445.011 nacimientos. Mientras que en el departamento del Atlántico el dato es más alarmante, puesto que presentó una baja del 34,4%.
Manifestaron que estos bajos números, en un futuro cercano, podrían impactar el sistema de pensiones, el sistema educativo y el mercado laboral por carecer de mano de obra calificada para los trabajos.
Para Edimer Latorre-Iglesias, sociólogo y docente de la Universidad del Atlántico, la baja tasa de natalidad obedece a factores asociados a problemas económicos en el marco del desarrollo exponencial de la economía de mercado.
De allí se desprenden los problemas de no tener un empleo estable, el incremento del costo de vida y el alto costo de mantener un hijo.
“Paulatinamente se han precarizado los derechos laborales y pervive a nivel país un problema estructural de trabajo digno. Además, con trabajos precarios, el consumo se restringe, dándose fenómenos como el hambre y la pobreza estructural”, dijo Latorre-Iglegias, quien agregó que estos problemas se intensifican en la población más joven debido a que tener hijos es visto como un obstáculo serio por el elevado costo que implica.

Por otra parte, refirió que esta situación traspasa las implicaciones económicas al plano social. Consideró que también estamos en lo que puede ser una tendencia global de “ansiedad frente a la incertidumbre”.
“Las generaciones actuales han crecido en lo que el sociólogo polaco Zygmunt Bauman denomina la 'Modernidad Líquida', una vida signada por la incertidumbre, el miedo al futuro y la idealización del consumo como promesa final de esta modernidad”, explicó.
El sociólogo sostuvo que la baja natalidad también guarda relación a lo que él llama la “sociedad del cansancio”, que es donde se exige a las personas estar siempre a la altura de las circunstancias.
“Hoy no hay tiempo para nada. Vivimos en un mundo donde las personas deben trabajar dos o tres empleos para hacer frente a la 'retrotopía' del consumo. El shock del futuro por el cambio constante obliga a que desaparezcan los vínculos eternos, hoy es simple: no hay tiempo para detenernos en el vínculo de un hijo”, enfatizó.
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En otras palabras, los vínculos de largo plazo, como tener hijos, se han vuelto innecesarios y la falta de tiempo se convierte en una barrera para formar una familia.
De acuerdo con Gabriel Orozco Restrepo, analista político, profesor universitario y actual secretario de la Comisión de Competitividad del Atlántico, la baja tasa de natalidad es producto de las consecuencias de la pandemia, los aspectos psicológicos y sociales con el auge de las redes sociales, así como la importancia de la mujer en el mercado laboral, que ha hecho que sus planes de tener una familia se vean más prolongados o, por lo menos, postergados.
“El impacto de la pandemia en la población es una realidad, es decir, la situación de crisis económica y de incertidumbre ha llevado a que la población joven, principalmente entre los 20 y 35 años, vea su futuro incierto y de que no cuente con las suficientes garantías para poder darle un sustento a una familia y avanzar en eso”, dijo.

El experto señaló que el segundo factor está relacionado con el cambio en los comportamientos sociales, en especial el auge de las redes sociales y la tecnología.
Indicó que las nuevas generaciones, más inclinadas a las interacciones virtuales, prefieren planes más individuales y esto ha hecho que se pierda el interés por relaciones de largo plazo, impactando la decisión de tener hijos.
Por último, expuso que el rol de la mujer se ha convertido cada vez más preponderante en el mercado laboral. Sostuvo que este aspecto resulta “paradójico”, por cuando más se busca una mayor equidad y representatividad de la mujer, esto incide también en la tasa de natalidad.
Es decir, a medida que las mujeres ganan terreno en el ámbito profesional y amplían sus aspiraciones laborales, retrasan su decisión de tener hijos.
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Ambos expertos concuerdan en que la disminución de la natalidad plantea un desafío para el sistema educativo y el mercado laboral. En la medida en que haya menos jóvenes, los sistemas educativos verán un impacto negativo, lo que podría generar escasez de mano de obra calificada a futuro.
Orozco precisó que el sistema de pensiones y el mercado laboral se ven amenazados por la disminución de la población activa. Manifestó que países como Japón o el Reino Unido ya han enfrentado este problema y han tenido que recurrir a políticas de inmigración para paliar el déficit.
Además, refirió que esta tendencia podría tener consecuencias más graves como el aislamiento social y el aumento de enfermedades mentales como los trastornos de ansiedad, depresión y hasta el suicidio.
Por su parte, Latorre afirmó que la baja natalidad tiene consecuencias en las estructuras sociales, afectaciones en la pirámide demográfica, crisis en el bono demográfico, problemas a largo plazo en el consumo de productos y servicios.
Asimismo, una fuerte afectación a la fuerza de trabajo joven necesaria en ciertos sectores productivos, además de una afectación a la demanda de la educación y de los sectores que atienden a niños.
Sin embargo, puntualizó que estas fluctuaciones “son normales en ciertos periodos históricos de la especie humana”.